La puesta a tierra es una habilidad esencial para establecernos cuando nos sentimos desequilibrados o sobre activados física, emocional y mentalmente.

La forma en que nos paramos en el suelo y nos movemos a través de él es una práctica de atención plena que respalda nuestra presencia sólida sin importar lo que se arremolina a nuestro alrededor. Es un movimiento fundamentado que apoya nuestra sensación de seguridad dentro de nuestros propios cuerpos y en el mundo.

Centrarse es un recurso útil para mantener una conexión encarnada con uno mismo, especialmente cuando se está en relación con los demás. Cada práctica de encarnación destaca esta habilidad.

Conocer la danza entre el centro y el descentramiento da una sensación de libertad y gracia desde dentro. Aprender a centrarnos una y otra vez nos enseña cómo encontrar el equilibrio cuando la vida nos desequilibra.

Este movimiento orgánico se encuentra en todas partes en la naturaleza. Practicamos la habilidad de abrir, extender y alcanzar, luego regresamos hacia el centro nuevamente.

Siguiendo nuestros propios impulsos hacia la expansión y la contracción, aprendemos a escuchar nuestra intuición encarnada como guía y cambiamos los patrones habituales que ya no nos sirven. Con este recurso estamos aprendiendo a poner nuestra propia mano en el dial a medida que aumentamos y disminuimos nuestro rango de expresión

Estamos constantemente acercándonos o alejándonos de algo: un sentimiento, un lugar, pensamientos repetitivos, placer… y, a menudo, otras personas.

Practicando conscientemente la danza de acercarnos y alejarnos, aprendemos a elegir activa y honestamente acercarnos o alejarnos de alguien o algo. Incluso cuando parece que no hay más remedio que avanzar hacia algo doloroso, o cuando habitualmente nos alejamos de la posibilidad de una verdadera intimidad, esta práctica de encarnación es un gran primer paso hacia la conciencia y el cambio de patrones a largo plazo.

Hay una sutil diferencia entre dejar ir y liberar. Algunas prácticas de atención plena promueven la descarga de fuertes sensaciones, sentimientos y patrones de pensamiento. En la práctica del movimiento Open Floor, alentamos a hacernos más grandes para sostener las experiencias a veces abrumadoras que todos tenemos. 

El uso de la liberación como recurso de movimiento nos ayuda a cultivar un contenedor más grande para sentimientos fuertes. La capacidad de liberar tensiones, emociones, pensamientos e incluso un respiro es una habilidad curativa esencial.

Esta es la capacidad de dirigir nuestro movimiento en una dirección específica e intencional: movernos aquí, no allá, ahora no después, a la derecha no a la izquierda.

 Trabajar con un vector significa que elegimos establecer una dirección determinada o seguir una que ya está sucediendo.

 Aprendemos a aprovechar nuestras fuerzas con claridad e intención, ya sea que nuestro movimiento sea intenso, caótico, suave o sutil.

La pausa es un estado vivo pero receptivo en el que podemos volvernos conscientes de los estados corporales sutiles.

Hacer una pausa nos abre para notar, sentir y sentir antes o después de actuar. Hacer una pausa ayuda a escuchar y testificar.

Cuando hacemos una pausa, tenemos un recurso disponible para llevar toda la atención al momento y a nuestra respiración.